Algunos afirman que la palabra proviene de pinsa, participio pasado del verbo latino pinsere, que significa machacar, presionar, aplastar. Esta descripción etimológica hace referencia a la manera de elaborar la masa de la pizza, así como a su origen en una forma de pan plano, aplastado sobre el piso del horno.
Ahora, según el diccionario etimológico de Zanichelli la palabra “pizzo” procede de Alemania. En el antiguo alemán bizzopizzo significaba mordisco, trozo de pan. En el siglo XII pizzo se convierte en pizza e indica "un pequeño pan redondo y tierno", típico de los pueblos lombardos.
Cabe señalar que los panes planos son una tradición en todo el Mediterráneo. Quizá de antiguo origen Persa, este pan fue introducido en la Magna Grecia (Italia meridional) por los primeros colonos griegos.
En el siglo III dC, la primera historia de Roma, escrita por Catón el Viejo, menciona una “masa redonda aderezada con aceite de oliva, hierbas y miel, horneada sobre piedras”. Se han encontrado posteriores evidencias que datan del 79 dC en los restos de Pompeya. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz tiendas con una gran similitud a una pizzería moderna.
Muchos autores afirman que la pizza, tal y como se conoce en la actualidad, procede de la ciudad de Nápoles (Italia) y aparece como plato popular entre los napolitanos, en algún instante no definido del siglo XVII.
Es muy seguro que la pizza naciera de un alimento elaborado por los habitantes humildes de la ciudad de Nápoles y la composición no fuera tan variada como la actual.
Quizás en un principio fue un pan elaborado con una especie de masa de cereales puesta al sol, o a una fuente de calor como una piedra, y con algún condimento encima.
En Nápoles está la pizzería Port’Alba, considerada como la primera pizzería del mundo.
En 1738 empezaron a producir pizzas para llevar y en 1830 se expandieron a una especie de pizzería-restaurante con mesas y camareros. Hoy sirven pizza bajo las mismas premisas.
La pizza de Nápoles es famosa, y ya en 1830 el escritor Alexandre Dumas la describió en su novela “Le corrícolo”. Dumas describe la pobreza de la gente que habita la ciudad, a los que denomina lazzaroni y describe cómo esa gente humilde desayunan, almuerza y cena un pan plano al que añaden diversos ingredientes.
Cabe señalar además que la cocina napolitana es muy estricta con la elaboración de su pizza. Los puristas, por ejemplo, dicen que sólo se deben servir las dos pizzas “verdaderas”: la marinara y la margherita. La marinara es la más antigua y tiene un recubrimiento de salsa de tomate, orégano, ajo, aceite de oliva y algo de albahaca.
La pizza margherita en tanto, se atribuye a una pizza que preparó un tal Raffaele Espósito, para la reina Margherita Teresa de Saboya. De tres pizzas elaboradas, la reina se encantó con una, a la que posteriormente pusieron su nombre.
Por: Culturizando
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